El 15 de marzo de 2022 se dio un gran avance en materia de derechos laborales cuando el Senado de la República aprobó la ratificación del Convenio 190. Cabe resaltar que este documento de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) entrará en vigor a partir del próximo 6 de julio del año en curso.

Se trata de una gran victoria ya que, entre otras cosas, este Convenio protege a cualquier empleado, sin importar su situación contractual —esto incluye a las personas en formación, pasantes, aprendices, voluntarias, postulantes, así como a las y los trabajadores que hayan sido despedidos—. De igual manera, defiende los derechos de los grupos sistemáticamente vulnerados como las mujeres, la población LGBTIQ+, las trabajadoras del hogar y a quienes laboran en la economía informal.

En Iniciativa Arropa, de Fundación Avina, nos enorgullece que la Red de Mujeres Sindicalistas y Fondo Semillas, dos de nuestras organizaciones aliadas, fueron parte de este logro que beneficia a todas y todos los trabajadores del país.

Inés González Nicolás y Norma Malagón Serrano —pertenecientes a la Red de mujeres Sindicalistas— en entrevista, explicaron que este es un paso más para lograr un ecosistema laboral justo donde genuinamente sean escuchadas las voces de los trabajadores. Además, señalaron que es un avance enorme porque el Convenio tiene una mirada amplia respecto a la violencia laboral, pues toma en cuenta las agresiones de tipo físico, psicológico y económico. Un hecho sin precedentes que protege de agresiones que anteriormente permanecían invisibilizadas y eran soportadas silenciosamente.

 

EL CAMINO DETRÁS DE LA META

Ante cada nuevo objetivo finalizado, hay un sinfín de esfuerzos que no se observan a simple vista, pero que sin ellos nunca se hubiera alcanzado la meta. Así lo deja claro Norma Malagón, quien llevaba al menos cinco años trabajando con la Red en torno al tema de los convenios laborales de la OIT. En el caso específico del Convenio 190, comenzó a perseguir su materialización desde el 2017, cuando se enteró de lo que entonces era el bosquejo de un proyecto muy prometedor.

“Nosotras como Red nos hemos involucrado desde hace muchos años con mujeres representantes de otras organizaciones sindicales, con el objetivo de incidir en la legislación laboral desde una perspectiva de género, por eso cuando nos llegó la información de que la OIT había elaborado un documento sobre la violencia laboral, supimos que debíamos apoyar: era algo que nosotras habíamos esperado por mucho tiempo, porque no existía ninguna legislación internacional sobre esto”, afirma Norma.

Ella narra que al inicio se dieron a la tarea de conseguir el documento, así como un cuestionario elaborado por expertos con el cual se buscó registrar el punto de vista y las necesidades laborales reales de las personas. Primero distribuyeron estos materiales con sus aliadas a nivel nacional; entre ellas Fondo Semillas, organización que las auxilió a difundir el cuestionario. Posteriormente llevaron a cabo talleres, así como foros de discusión a través de lo cuales elaboraron una propuesta —que concentraba lo que ellas consideraban pertinente de incluir en el Convenio—; esta fue enviada con ayuda del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, gracias a lo cual fue presentada en la asamblea de la OIT.

Cuando el 21 de junio de 2019, en Ginebra, se aprobó el Convenio, comenzó la siguiente fase del trabajo: lograr la ratificación en México. Para ello elaboraron textos y organizaron sesiones mediante las cuales se diera a conocer el contenido y la importancia de este documento. A la par, contactaron a las senadoras Patricia Mercado, Martha Lucía Mícher Camarena y Martha Angélica Tagle Martínez, en quienes encontraron apoyo para empujar la ratificación.

Luego de varios años de trabajo colaborativo con diferentes organizaciones civiles y sindicalistas del país, el 15 de marzo de 2022 se dio esta ratificación. Sin embargo, la faena no terminaba todavía, pues, de acuerdo con Norma, aún era necesario seguir difundiendo el instrumento para que fuera realmente aprovechado.

En sus propias palabras: “La Red ha continuado con el trabajo de informar, de generar incidencia con los representantes de los poderes, de documentar, de investigar y abrir la discusión; si no lo hiciéramos, esto se quedaría solamente en los espacios de la gente que toma decisiones, pero no bajaría a las organizaciones o a las empleadas. Por eso te puedo decir que la Red se ha vinculado en este sentido con trabajadoras del sector maquilador, del hogar y con sindicalistas”.

 

NUEVOS APRENDIZAJES, NUEVOS RETOS

El escritor Constantino Cavafis, en su poema Ítaca, menciona que los recorridos para llegar a cualquier puerto suelen ser largos; aún con todo, lo importante es que la persona nunca será la misma que inició el viaje, pues llevará consigo una sabiduría que no le hubiera habitado de no haberse lanzado tras su objetivo. Y así lo confirma Inés González, quien asegura que reaprendió la certeza de que los grandes logros son posibles gracias al trabajo colectivo, a las redes, a la confianza en las otras compañeras que también luchan por un mejor futuro laboral para todas y todos.

Ella explica que ahora se siente más respaldada, pues en este proceso se crearon nuevos vínculos y se reforzaron algunos otros ya existentes con mujeres sindicalistas, trabajadoras y activistas de todo el país.

“Fue esencial que todo esto no fuera solo de una persona, sino de varias. La solidaridad, las alianzas que se construyeron alrededor de la ratificación sí fueron importantes. Solas hubiéramos hecho poco y juntas hicimos lo que se necesitaba. Mi recomendación para otras organizaciones que quizá vayan empezando en este camino es esa, que siempre creen alianzas para impulsar causas justas como esta”, apunta.

Es este entramado común lo que permite actuar con una mirada más positiva, incluso cuando todavía son muchos retos los que se tienen en puerta. Para Inés es urgente que se siga difundiendo el alcance que tiene el Convenio 190, así como las propuestas de seguimiento que se plantean post ratificación.

En su opinión, es necesario que lo lean las personas trabajadoras para que se pueda echar a andar, “porque el desafío es pasar de lo formal a lo real, hacer que el Convenio se aplique y funcione en la vida cotidiana, en el mundo del trabajo. Creo que si esto ocurre se suma a una serie de medidas legales que nuestro país ha implementado a partir de la Reforma laboral de 2019. Y yo pienso que este documento es una herramienta muy poderosa para erradicar la violencia laboral en los centros de trabajo y los sindicatos”.

Aún con todo lo que queda por hacer, Norma e Inés celebran que el Convenio ya es un hecho. Y festejan, sobre todo, que durante las sesiones de la OIT se haya dado cabida a las voces de las trabajadoras mexicanas.

 

MANTENERSE EN MOVIMIENTO

Para ambas mujeres resulta necesario seguir en movimiento y perseguir nuevos logros aún con los obstáculos de siempre, esos que históricamente se les presentan a las mujeres, pero muy específicamente a aquellas que pelean por los derechos humanos.

En este sentido, Inés asevera que los sindicatos no han creado las condiciones para que las mujeres estén allí, se desarrollen o trabajen armónicamente. “Las sindicalistas tienen décadas picando piedras y lo del Convenio 190 no fue algo ajeno. Para la realización de este trabajo no encontramos trabas nuevas: no, son las trabas de toda la vida. Por eso pienso que gran parte del trabajo de las mujeres sindicalistas es de mucha voluntad, de mucho ahínco al hacer las cosas”.

Norma recuerda que la Red de Mujeres Sindicalistas lleva 26 años en el terreno, defendiendo los derechos laborales de las mujeres. Y señala que no piensan detenerse pronto, pues su organización planea seguir luchando para que las mujeres se encuentren cada vez con mejores condiciones de trabajo, para que sean respetadas, para que sepan que no están solas y, sobre todo, para que puedan construir para ellas y los suyos un futuro más digno.

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