Desde temprana edad Abigail Paniagua ya sentía crecer dentro de ella una vocación clara: la de ayudar a otras personas. Su principal impulso eran su madre y su padre, quienes vivieron una serie de injusticias que se quedaron grabadas en el cuerpo y la memoria de Abigail. Fue así que decidió estudiar Ciencias Políticas y enfocarse en la defensa de los derechos humanos, guiada por su deseo constante de cambiar las cosas.  

Mariana Franco, por su parte, comparte que su papá era doctor y trabajaba en comunidades vulnerables, fue así como desde pequeña pudo vislumbrar las profundas desigualdades de un país como México. Ella cuenta que su familia siempre buscó la manera de mantenerla en contacto con esa otra realidad, la de la discriminación, la inequidad y la precariedad que viven miles de personas todos los días.  

Ya a los 12 años, durante un curso de verano, le dio clases a las hijas y los hijos de las personas trabajadoras de una fábrica y, en cuanto llegó el momento de elegir una carrera universitaria, decidió estudiar Derecho para tener la oportunidad de hacer algo por las personas que más lo necesitan.  

Ambas reconocen en su historia familiar uno de los motores para construir un mundo más justo. Es por ello que Abigail, desde el Proyecto de derechos Económicos Sociales y Culturales A.C. (ProDESC), y Mariana, desde el Centro de Información sobre Empresas y Derechos Humanos (CIEDH), unieron esfuerzos —de la mano de un grupo de trabajo de ambas organizaciones— para desarrollar el Diálogo multiactor: Articulación de agendas para la incidencia en derechos humanos laborales en la industria indumentaria desde una perspectiva de rendición de cuentas empresarial y de género interseccional.   

Mariana explica que el fin de este intercambio, que se llevó a cabo por primera vez el 17 de agosto de 2023, es generar un espacio de reflexión donde se pongan al centro las voces y experiencias de las mujeres trabajadoras de la maquila.  

El Diálogo multiactor también promueve la articulación colectiva de las agendas para la incidencia en pro de los derechos humanos laborales en la industria indumentaria, desde una perspectiva de rendición de cuentas empresarial y de género interseccional por parte de organizaciones de la sociedad civil, colectivos y personas académicas. De igual manera, es un proyecto que busca generar un espacio para compartir y construir estrategias que ayuden a mejorar las condiciones de la industria. 

Esta clase de intercambios son clave pues permiten una comprensión clara del panorama actual en México y de los tópicos más urgentes. En este sentido, Abigail opina que es muy importante saber qué es lo realmente necesario en el país y no solo mirar lo que están haciendo en otros territorios, sino observar el contexto mexicano y, desde ese entendimiento, tomar acciones que sean relevantes para las circunstancias que se viven aquí. Además, recalca que la rendición de cuentas es un asunto primordial que no solamente le corresponde al Estado, sino también a las empresas. 

Es por ello que el CIEDH y Oxfam México dieron pie a la Comunidad Marco sobre Debida Diligencia en Derechos Humanos (COMADH) de la Industria Indumentaria, otro espacio que forma parte de la Iniciativa Arropa, donde la intención es conversar con personas empresarias sobre los procesos adecuados en materia de derechos humanos. Hasta el momento se han llevado a cabo cinco encuentros de intensas reflexiones.  

El modelo de trabajo colectivo de la COMADH y el Diálogo multiactor aborda las problemáticas simultáneamente desde lo macro y lo micro, para así generar una verdadera incidencia que se traduzca en la mejora de las condiciones laborales y de vida de las personas trabajadoras de la industria indumentaria. 

Para Mariana es esencial pensar que, aunque se realicen foros con empresas, su interés no es la producción, sino las y los obreros, así como las personas consumidoras. A su vez, Abigail sostiene que es crucial seguir una ruta donde todas las acciones sean guiadas por quienes han vivido de primera mano la precariedad y la explotación. En este mismo sentido, Mariana sentencia: “Independientemente de si hacemos las mesas con personas empresarias, la meta tiene que ser la protección de las y los trabajadores” 

 Si en otra cosa coinciden ambas, es en lo fundamental de abordar las cuestiones laborales desde una perspectiva de género interseccional, la cual posibilita profundizar en las problemáticas que se experimentan en una industria donde el 85% de la mano de obra es femenina.  

“La mirada interseccional y de género tiene que ser algo que ya ni nos preguntemos. Sabemos que las afectaciones a todos los derechos humanos han tenido un impacto totalmente diferenciado en las mujeres y, en particular, en las mujeres que trabajan en la industria indumentaria, que son la mayoría, pues llegaron ahí también en condiciones de desigualdad: las contratan con menos salario, sufren acoso sexual, no les respetan el tema de las vacaciones o de la seguridad social. Entonces es importante abordar todos los proyectos desde esta mirada, sino seguiríamos proponiendo cosas generalizadas que no aplican para las personas que están siendo más vulneradas en este sector”, señala Mariana. 

Por otro lado, Abigail explica que “el sistema, tal y como está estructurado, nos hace vivir una historia de vida determinada; entonces, vemos cómo el origen étnico o la su situación socioeconómica marcan mucho tus posibilidades a nivel laboral. Y esto impacta también tus condiciones y tu ciclo de vida general: a lo que vas a acceder y a lo que no. Por eso la lucha es porque todas las personas tengan los mismos derechos y por eso es tan importante una perspectiva que tome en cuenta las múltiples intersecciones con el género, para observar la diversidad de temas que atraviesan lo laboral” 

Su objetivo es organizar más emisiones del Diálogo multiactor, a partir del cual se puedan reforzar alianzas, intercambiar saberes y crear propuestas entre los diversos agentes implicados en la industria indumentaria (activistas, personas trabajadoras, investigadoras y especialistas en el tema), tomando en cuenta las violencias específicas que viven las mujeres, y la responsabilidad de las empresas en torno a la vulneración de los derechos humanos de las y los trabajadores. 

Para Mariana es muy importante reconocer que, aunque no le es posible cambiar todo lo que quisiera, sí puede ayudar, mediante acciones como estas, a hacer camino para las siguientes generaciones, para que los diferentes andares sean menos dolorosos, para dejar las huellas de la importancia de construir senderos que no respondan a la brutalidad, sino a otras posibilidades de vida más justas. 

Abigail también rescata la importancia de moverse en colectivo, de escuchar a otras personas, de no olvidar lo fundamental que resulta el diálogo cuando de transformar las cosas se trata; pero, sobre todo, de no ignorar todo el recorrido que aún queda por atravesar. “Hay mucho por hacer y mientras haya personas sufriendo las consecuencias de un sistema que es inequitativo y que favorece a unos cuantos, nos toca seguir trabajando. Y así será”.