El 11 de agosto de 2022, la empresa Delta Staff Manufacturing, que produce ropa para las marcas Levis, GAP y VF Corporation —ubicada en el municipio de Nazareno, Coahuila—, despidió injustificadamente a cuatro trabajadoras. 

Estas mujeres pertenecen a la Liga Sindical Obrero Mexicana (LSOM) y, luego de recibir sesiones de formación en torno a la Reforma laboral de 2019, decidieron compartir sus conocimientos con sus compañeras y compañeros. 

Su meta era hacer valer sus derechos laborales y conseguir mejores condiciones para todas las personas que formaban parte de la compañía. Sin embargo, cuando los directivos de la empresa se percataron de lo que estaba sucediendo, tomaron represalias contra ellas y las obligaron a renunciar.

De acuerdo con Margarita Triana, una de las afectadas: “Nos despidieron por andarnos organizando. Fuimos llevadas a Recursos Humanos y luego a la Junta de Conciliación, donde nos pidieron firmar las famosas renuncias voluntarias. Todo el despido estuvo lleno de irregularidades”. 

Afortunadamente, ellas ya contaban con el total respaldo del Comité Fronterizo de Obreras (CFO) —organización aliada de Iniciativa Arropa, de Fundación Avina— quienes actuaron inmediatamente desde México y Estados Unidos para devolverles sus empleos. 

 

EL CAMINO

La directora del CFO, Julia Quiñonez, explica que Nazareno es un municipio muy pequeño donde solamente hay una maquiladora: Delta Staff Manufacturing. Se ubica justamente en el centro de la entidad y a ella asisten a trabajar personas de más de 20 comunidades rurales. 

“Esta situación hace más difícil todo, porque la gente depende de un solo centro de trabajo. Cuando una empresa controla los empleos de la región, no es fácil que exijan sus derechos porque no tienen otras alternativas”, señala.

Y así lo confirma Alejandra Solís, otra de las mujeres despedidas: “Esta empresa está muy cerca de la comunidad, y es el único lugar donde puedo trabajar, es la principal fuente laboral para muchos ejidos y poblaciones. Además, aquí puedo estar cerca de mis hijos”. 

Ante las pocas oportunidades, la mayoría aceptaban una serie de condiciones laborales precarias que iban desde jornadas extenuantes, hasta recibir pagos de utilidades por montos de 50 centavos o 5 pesos; lo cual, en opinión de la directora del CFO, era un total abuso ya que se trata de una fábrica que recibe grandes ganancias al producir prendas para marcas de renombre mundial. 

Fue así como, luego de la entrada en vigor de la Reforma laboral de 2019, se inició con un programa de sensibilización para informar acerca de los derechos que podían exigir y hacer valer en sus centros de trabajo. 

“La gente no sabía ni siquiera qué era un sindicato. Entonces comenzamos desde lo más básico y luego ellas solas generaron un proceso multiplicador en la compañía, porque había muchas situaciones pasando en esta empresa: contrataban a menores de edad, no les daban la planta ni recibos de pago y muchas cosas más”, detalla Julia. 

Al principio, la tarea formativa se dio exclusivamente con trabajadoras, pues la mayoría de quienes laboran en esa planta son mujeres. De hecho, de acuerdo con el informe Reforma laboral: Análisis desde una perspectiva de género, elaborado por La Círcula, el 68 por ciento de quienes se emplean en la confección de prendas de vestir son mujeres.

Así fue como ellas se articularon autónomamente para hablar de aquello con lo que no estaban de acuerdo y de todas las situaciones que necesitaban cambiarse para beneficio de todas. Esto abrió la puerta a un movimiento interno al que cada vez se unían más personas.  

Cuando los directivos se enteraron de esto, rápidamente decidieron detener a las trabajadoras y, para intimidar al resto, despidieron a quienes identificaron como las líderes: Margarita, Alejandra, María e Imelda. 

Luego de presionarlas para firmar una renuncia “voluntaria”, se les entregó una indemnización de aproximadamente 2 mil dólares. “Ninguna de las cuatro había visto antes una cantidad así de dinero. Entonces cuando las liquidaron para ellas eso era un logro y tuvimos que explicarles que había sido algo injusto, que no tenían por qué haberlas despedido ya que la empresa no se estaba cerrando ni nada”, narra Julia Quiñonez.

Fue después de charlar con ellas que se decidió buscar la restitución de sus puestos. CFO se puso en contacto con Workers United (WU), organización que representa a los trabajadores de costura y centros de distribución textil en varias ciudades de Estados Unidos; quienes, a su vez, buscaron a las marcas Levis, GAP y VF para exigir el respeto al derecho de organización sindical de las obreras. 

Gracias al tejido de estas redes, el 4 de octubre de 2022, a menos de dos meses del intento de despido, las cuatro volvieron a sus puestos de trabajo conservando su antigüedad, y sin tener que regresar las indemnizaciones

Este fue un logro muy importante porque al principio las y los obreros, cuando se percataron del despido de las líderes, detuvieron su movimiento. Pero, al ver que sus compañeras regresaban con la frente muy en alto, se rearticularon y reforzaron sus filas. 

 

NUEVOS APRENDIZAJES 

En cuanto las cuatro mujeres volvieron a su puesto de trabajo continuaron con su activismo. Ahora son parte de un comité local y pronto tendrán una legitimación con el fin de crear el primer sindicato de mujeres de la región

La directora del CFO cuenta que esta situación abrió los caminos para seguir exigiendo lo que les corresponde. Por ejemplo, recientemente, en el mes de mayo, realizaron un paro de labores de dos días para que les aumentaran el pago de sus utilidades. 

La compañía les ofrecía un máximo de 48 pesos, pero ellas levantaron la voz y no trabajaron hasta que ese monto subió a 500 pesos. Las obreras aceptaron teniendo en cuenta que el año que viene pedirán que esa cantidad se eleve todavía más.

“Entonces ese logro de haberlas reinstalado fue lo que les dio la energía y el entusiasmo de seguir organizándose. Ese es el aprendizaje más grande de la lucha, que las trabajadoras tienen que encontrar su motivación, su impulso y compartirlo con otras”.

La clave, dice Julia, está en que esto se vaya multiplicando, en que hablen entre compañeras y compañeros, que se animen mutuamente y se den cuenta del poder que tienen. 

 

LEVANTAR LA MIRADA 

Arturo Albarrán, coordinador de Reformas Laborales en CFO, asegura que el trabajo de su organización es un reto, especialmente porque su labor se da en zonas de alto riesgo como Coahuila, Tamaulipas y Ciudad Juárez. Espacios donde las estructuras de poder son profundamente inflexibles, donde hay mucha violencia y represión. Por eso, afirma, es “tan importante que no bajemos la guardia, que se sigan creando redes de apoyo, que no paren las acciones colaborativas”. 

El camino por recorrer es arduo. Recientemente VU Manufacturing, una maquiladora asentada en Piedras Negras, Coahuila, decidió cerrar antes que respetar los derechos laborales y permitir la creación de un sindicato interno. Esto es preocupante porque demuestra que muchas compañías no están dispuestas a generar condiciones dignas. Pero es justamente por eso que se deben redoblar esfuerzos y continuar con estrategias que favorezcan las alternativas laborales de las personas. 

Argelia Gallegos, la encargada del monitoreo y la evaluación de proyectos en el Comité Fronterizo de Obreras, agrega: “En términos laborales, hay muchas injusticias que vemos todos los días, pero aun así es muy poderoso darles acompañamiento y capacitarlos. También colaborar con las familias de los trabajadores es otra cosa que motiva. Aquí hay mucho por hacer y eso es lo que me mueve a no tirar la toalla”. 

La poeta Jimena González opina que los animales que están siendo cazados, aprenden a moverse en manada. Julia coincide y afirma que lo más importante es que no se haga ningún movimiento en solitario, que aún aquellas personas que son líderes naturales deben encontrar en quienes apoyarse. Y eso es lo que le recomienda a las organizaciones que van empezando: crear alianzas dentro y fuera del país, así como acrecentar las redes, para que así la multiplicidad de voces no pueda ser silenciada.

“Yo llevo 30 años en esto. Y te digo que, si una mujer es capaz de levantar la mirada ante un abuso, todo ha valido la pena”, concluye Julia. 

 

Fotografía de las trabajadoras, cortesía de CFO.

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