La industria indumentaria es una de las más rentables, no solo en México, sino en todo el mundo. De acuerdo con el ensayo Cadenas de suministro manchadas: Explotación laboral en la industria de la moda de China e India, de Laura Isabel Vásquez Martínez, en 2020 el mercado mundial de la vestimenta fue valorado en 1.5 trillones de dólares, y se pronostica que para 2025 crecerá hasta alcanzar 2.25 trillones.  

En este sentido, en su segundo reporte especial La precariedad no pasa de moda, Acción Ciudadana Frente a la Pobreza encontró que las grandes y medianas empresas de la moda captan 1 billón de pesos al año en México, mientras que solo el 1.2 por ciento de sus ingresos se destinan a remuneraciones. 

Al margen de ello, según información del Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte (SCIAN), el 51 por ciento de las personas que laboran en la industria indumentaria lo hacen bajo condiciones de precariedad. Estos datos se ven reflejados en las cadenas de suministro, pues la mayoría de los grandes conglomerados tercerizan sus actividades en países donde las legislaciones son laxas, y los salarios de los trabajadores se abaratan excesivamente. 

En este sentido, Vázquez asegura que casi todas las cadenas de suministro de la industria indumentaria están manchadas, ya que implican “situaciones como la explotación laboral, el daño ambiental y el trabajo infantil”. Además, sentencia, las empresas “se escudan en su rentabilidad para cometer abusos en prácticamente todas las fases del proceso productivo”. 

 

INDIA Y CHINA 

Una parte importante de las grandes compañías de la industria indumentaria respalda su producción en la mano de obra de países como India y China. Es bien sabido que estas regiones resaltan por las condiciones paupérrimas que se les ofrecen a los trabajadores en las cadenas de suministro.  

En su artículo, Laura Vásquez aclara: “Las empresas no tercerizan para obtener los mismos costos que pagarían produciendo localmente; lo hacen para ser más rentables. Claramente, desde una perspectiva de negocios, no se puede esperar que las compañías vayan a pagar en el extranjero los mismos salarios que pagarían en su país de origen”. 

Aunado a ello, la teórica evidencia que, en promedio, un trabajador de una cadena de suministro asiática labora cincuenta horas a la semana, no se le reconoce el tiempo extra y no tienen vacaciones.  

Al caso específico de la India se le añade que empresas de lujo como Gucci, Saint Laurent, Fendi y Dior subcontratan pequeños talleres desregulados para ultimar detalles en las prendas, donde los trabajadores realizan sus actividades sin ninguna prestación, y reciben alrededor de 2 dólares diarios por piezas que luego se venden a precios muy altos.   

Por otro lado, la industria indumentaria China, que se posiciona como la más significativa del mundo, presenta problemas graves de trabajo forzoso. Tal es el caso de Xinjiang; en esta región autónoma se descubrieron campos de concentración donde se obligaba a las personas a cosechar algodón. Al mismo tiempo, grandes fábricas estaban construyéndose en estos lugares para la producción masiva de textiles.  

Según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de 21 millones de personas son víctimas del trabajo forzoso. Los beneficios ilegales de esta práctica en la economía privada rondan los 150 mil millones de dólares anuales. 

Sobre el tema, el periodista Luis Ávila señala las dificultades de encontrar productos que estén a salvo de la violencia laboral y la explotación: “Tabaco, algodón, oro, artículos electrónicos, ropa, piedras preciosas, azúcar, cacao, decoraciones navideñas, zapatos, textiles, cemento, plátanos… casi nada de lo que habitualmente consumimos está a salvo de haber incluido en su cadena de producción trabajo en esclavitud”. 

 

EL CASO MEXICANO  

La situación mexicana también resulta alarmante e injusta para la mayoría de las personas que laboran en las cadenas de suministro de la industria indumentaria.  

En 2021, Oxfam México documentó la situación de las trabajadoras de algunas maquilas donde diversas compañías tercerizan sus actividades, y reveló que se trata de entornos “caracterizados por bajos salarios, excesivas horas de trabajo, ausencia de mecanismos que garanticen derechos humanos y laborales, y falta de representación real que medie entre trabajadoras y patrones”. 

De acuerdo con Prodesc, “las condiciones laborales se inscriben en un contexto de constante explotación y discriminación, donde, por ejemplo, las mujeres trabajadoras de las maquilas suelen tener turnos de trabajo de hasta 12 horas al día por un salario de subsistencia”.   

En la investigación ya mencionada, Oxfam México señala que algunos de los casos más graves se encuentran en Chihuahua, Hidalgo y Yucatán, donde las obreras sufren lesiones en las manos debido a las jornadas extenuantes e, inclusive, se instalan talleres informales en los hogares de las trabajadoras, en estos casos son ellas mismas quienes pagan la electricidad en lugar de sus patrones. 

“Este contexto requiere un cambio urgente. El planeta clama por sus recursos y las personas por mejores condiciones de vida. La responsabilidad debe surgir de todas las partes involucradas: empresas, trabajadores, gobiernos, organizaciones internacionales, entes regulatorios, y en últimas, del consumidor. […] Cada adquisición de una prenda hecha con condiciones responsables y sostenibles demuestra una voz que se alza pidiendo justicia en la cadena de suministro.  Solo millones de voces juntas lograrán hacer el eco que promueva el cambio que el mundo necesita”, expresa la académica Laura Vásquez.  

México es un territorio al que cada vez se acercan más compañías de renombre global a causa de los bajos salarios, la corrupción y la falta de inspecciones estrictas y escrupulosas de los centros de trabajo.  Es por ello que, en Iniciativa Arropa, de Fundación Avina,  a través de nuestras aliadas, colaboramos directamente con las y los obreros, de esta forma les informamos acerca de sus derechos, al tiempo que buscamos incidir en los espacios de poder donde se toman las decisiones. Creemos que solo a través de la colectivización de los esfuerzos lograremos avanzar hacia un futuro más digno donde las voces de las y los trabajadores se encuentren al centro del sistema laboral.  

Si quieres saber más sobre este tema, así como sobre el trabajo de Iniciativa Arropa y sus aliadas, te invitamos a visitar nuestra sección de Publicaciones.  

Cortesía de CFO