La Red de Mujeres Sindicalistas, el Comité Fronterizo de Obreras (CFO), el Centro de Apoyo al Trabajador y el Colectivo Raíz de Aguascalientes, son las cuatro organizaciones aliadas de Iniciativa Arropa, de Fundación Avina, que con el apoyo de Fondo Semillas lograron convertirse en donatarias autorizadas del sector de la industria indumentaria.
De acuerdo con el Sistema de Administración Tributaria (SAT), algunos de los beneficios inmediatos de ser donataria autorizada son tributar para efectos fiscales como personas morales con fines no lucrativos; recibir donativos sin límite, ya sea en efectivo o en especie, de residentes en el país o en el extranjero; no ser contribuyentes del Impuesto Sobre la Renta (ISR) y tener ingresos no relacionados con su objeto social.
Para Nancy Muñoz, quien forma parte del Colectivo Raíz, ser donatarias autorizadas es también un camino que fortalece los mecanismos internos de las organizaciones, al tiempo que les permite una mayor autonomía, pues les da la posibilidad de buscar recursos fuera de México y así extender sus redes de apoyo y acción.
LOS RETOS SUPERADOS
Hablamos con algunas de las integrantes del Colectivo Raíz, la Red de Mujeres Sindicalistas, el Comité Fronterizo de Obreras y Fondo Semillas. Y, si en algo coincidieron, fue en aceptar que al inicio ninguna de las organizaciones quería convertirse en donatarias autorizadas. Los principales temores eran la fiscalización de los recursos, la posibilidad de entregar al gobierno el poder de manejar sus actividades, y la poca claridad que encontraban en las instituciones burocráticas respecto al objetivo de dar este paso.
En este sentido, Sara Montes, del Colectivo Raíz, explica: “Fue muy difícil tomar la decisión de ser donatarias porque nuestra posición era la de no hacer el juego en este asunto. La discusión básicamente era porque estaban poniéndonos reglas que no se entendían y nadie era suficientemente concreto con nosotras como para esclarecer el beneficio de este cambio. Y también nos preocupaba darle al sistema elementos de mayor control. Sabemos de compañeras con quienes han tenido represalias a través de cuestiones fiscales. Aun así, estaba en nuestra mira que teníamos que volar y para ello necesitábamos herramientas, y nos ayudaron a entender que justamente una herramienta para ese vuelo era ser donatarias”.
Valentina Peña, de Fondo Semillas, explica que la represalias o trabas que ellas detectaron en este camino se dieron al momento de realizar los trámites, pues hay organizaciones que son más visibles, por lo tanto ya han tenido riñas políticas con algunas de las personas a quienes debían pedirles cartas de acreditación o algunos otros papeles: “Incluso se presentaron temas de racismo y discriminación hacia las compañeras que se acercaban de pronto a ciertas notarías o instituciones. Sucedió mucho con compañeras indígenas. Para nosotras ha sido un entendimiento de que los procesos burocráticos en este país están marcados de muchas injusticias que se siguen repitiendo con las integrantes de estos colectivos. Las revictimizan en algo que debería ser muy sencillo”.
Afortunadamente, cada una de las organizaciones encontró en Fondo Semillas, Dakshina AC y COEO Consultores, un puente de entendimiento y solidaridad para embarcarse en este andar con la información necesaria y, sobre todo, con el acompañamiento de personas expertas que les tendieron la mano durante todo el procedimiento.
Norma Malagón Serrano, de la Red de Mujeres Sindicalistas, agradece la orientación que recibió: “COEO nos acompañó legalmente. A la par, nosotras seguimos con la asesoría contable de Dakshina; ellas nos actualizaron con todo esto de las obligaciones fiscales, nos enseñaron que debíamos presentar informes de transparencia, así como ordenar y guardar los recibos de donativos. Y Fondo Semillas también se mantuvo dando seguimiento, ofreciendo seminarios web y resolviendo dudas o contactándonos con quienes podían ayudarnos. Estamos muy agradecidas por todo el respaldo que tuvimos en nuestro fortalecimiento institucional”.
Julia Quiñonez, del Comité Fronterizo de Obreras, cuenta que otro gran obstáculo fue descubrir que era necesario pagar ciertos impuestos que ellas desconocían. Para poner toda en regla, debieron abonar cantidades elevadas de dinero, lo cual era una desestabilización al presupuesto que tenían visualizado para continuar con sus proyectos.
De hecho, esta fue una problemática compartida, como explica Nancy Muñoz: “Hubo que pagar cantidades impresionantes de impuestos porque nunca lo habíamos hecho, no sabíamos, y eso también nos dio la pauta para buscar un despacho contable con la capacidad de asesorar a una donataria autorizada. Difícil tarea porque con quienes fuimos nos dijeron que sí, que no lo sabían, pero iban a tomar todos los cursos pertinentes para apoyar. Eso también fue muy complejo y delicado, yo quería tirar la toalla, pero luego empezamos a involucrar más al despacho contable y al final crecimos en conjunto”.
Estos son solo algunos de los baches atravesados durante aproximadamente un año, ya que los papeleos y la búsqueda por completar los requisitos necesitaban de un cuidado y escrúpulo especial. Sin embargo, cada una de las entrevistadas resalta que no se arrepienten de nada, pues más allá de las complicaciones, encontraron nuevas formas de llevar a cabo sus actividades de una manera todavía más profesional y ordenada.
NUEVOS APRENDIZAJES
La poeta Ane Carson escribió que la única regla de un viaje es no volver como se ha partido, sino hacerlo diferente. Y así lo experimentaron las entrevistadas, pues todas aseguran que con este nuevo reto sus organizaciones son distintas, incluso ellas y los conocimientos que ahora las conforman.
Nancy, por ejemplo, se enorgullece de que luego de un año dedicada a este proceso ya es capaz de presentar una declaración anual, de transparencia, así como una declaración en el portal de lavado de dinero. “Salimos bien libradas, tratando de entender mejor cómo funcionan contablemente nuestros recursos, cómo ser más eficientes, más cuidadosas, más atentas. Ahora tenemos un proyecto que está funcionando. Incluso pienso que este año el mensaje es: lo hicimos y lo hicimos bien. Aprendimos mucho y estamos muy agradecidas. A mí esto de ser donataria me encanta”.
Norma Malagón y Julia Quiñonez comparten la opinión de que ser donatarias les ha ayudado a reforzar los mecanismos internos para continuar con la defensa de los derechos laborales. “El convertirse en donatarias nos hizo crear descriptivos de puestos, hacer convocatorias, políticas, criterios y protocolos, entonces todo se ha ido institucionalizando. Ahora tenemos manuales de procedimientos, y antes no le poníamos atención a todas estas cosas. En este momento tenemos la seguridad de que, si alguien sale de la organización, aun así, el trabajo sigue. Eso para mí es lo más importante: garantizar la permanencia a largo plazo de la organización”, afirma la también directora del CFO.
Desde esta mirada sólida, Inés González Nicolás, de la Red de Mujeres Sindicalistas, afirma que este paso les da la oportunidad de continuar luchando por sus anhelos de un mejor futuro. “Es un esfuerzo que valió la pena”, dice, y se mantiene en la certeza de que solo tejiendo desde la solidaridad y lo concreto es posible cambiar las cosas de raíz.
RECOMENDACIONES
Las cuatro organizaciones atravesaron por un recorrido propio, íntimo, que les dejó enseñanzas específicas; desde esta perspectiva, cada una realizó un listado de recomendaciones para aliviar el camino de quienes buscan convertirse en donatarias autorizadas.
Colectivo Raíz:
- Prestar mucha atención a los estatutos dentro de su acta constitutiva.
- Cobijarse con otras organizaciones que ya han realizado el proceso.
- Saber que deben registrarse para pagar impuestos.
- Tomar en cuenta que la comunicación con las instancias gubernamentales es lenta y los tiempos son muy justos.
- Atender a las fechas de caducidad de cada presentación y declaración.
- Perfilar lo más pronto posible al personal que se dedicará a esto. Y, si no lo tienen, buscar a las personas indicadas sin escatimar en recursos porque es un trabajo especializado.
- Dedicarle el tiempo y el presupuesto necesario, entendiendo que es igual de importante que el activismo en campo.
Comité Fronterizo de Obreras:
- Revisar las condiciones que se piden respecto a la forma en la que deben redactarse los estatutos.
- Tener muy claros los objetivos dentro de la organización, así como el listado de actividades que realizan.
- Les pedirán cartas de recomendación, estas se las pueden dar otras organizaciones que ya sean donatarias. Por eso es importante tener en mente, desde el comienzo, a quiénes se las pedirán.
- Generar alianzas.
- Ser muy pacientes y dar mucho seguimiento.
- Enfocarse muy bien en los pasos a seguir.
Red de Mujeres Sindicalistas:
- Primero se tienen que informar muy bien sobre todo el papeleo, lo que se pide y sus implicaciones.
- Discutir entre el equipo si están dispuestas o tienen las capacidades administrativas para responder a las disposiciones de ley.
- Llevar el proceso con cautela y atención.
- Tomar en cuenta que como donatarias deben donar todos los bienes que construyan durante su existencia como organización.
- Apoyarse en las aliadas que ya vivieron la experiencia y conocen la ruta más certera.
Fondo Semillas:
- Identificar las notarías donde se puede hacer el trámite.
- Crear conexiones con colectivos similares que hayan finalizado el proceso.
- Comprender que ser donataria no es sinónimo de recibir donativos, son procesos de la mano pero distintos.
- Reflexionar honesta y profundamente respecto a si tienen el suficiente tiempo para entrar en algo que es tan tardado y complejo.
- Tener en cuenta al personal que llevará el tema de cuentas y transparencia.
- Pensar si tienen el presupuesto para llamar a un contador.
- Investigar todo sobre el lenguaje técnico en torno a este tema.
LA FUERZA DE LO COLECTIVO
Si algo resaltan las entrevistadas es lo esencial de trabajar en conjunto, de no olvidar que cada proceso se vuelve más leve cuando existe el apoyo mutuo. Para ellas, la experiencia vivida sirve para compartirla con otras y así ayudarlas a transitar el mismo camino, pero con menos peso.
Sara Montes recalca que su aliento estriba en mirar cómo cada vez hay más mujeres uniéndose a la causa, por eso su interés está en asesorarlas en lo que ella pueda y en ayudarlas a mantenerse vivas.
Julia resalta que CFO fue una de las primeras organizaciones en convertirse en donatarias y, aunque no muchas tenían información sobre los pasos a seguir, sí recibieron mucha solidaridad. “Una sola persona no puede hacer todo. Se necesita trabajar en equipo”, concluye.
Por su parte, Geovana Prado, de Fondo Semillas, sostiene que recibir la acreditación como donataria autorizada es solo un papeleo que no representa el fin último. De acuerdo con ella, este paso dirige a las organizaciones a los verdaderos objetivos a largo plazo, como lo es la sostenibilidad integral para que sus proyectos persistan en el tiempo con mejores condiciones.
“El punto medular es dignificar el trabajo activista y a partir de ello crear más alianzas, rescatar la importancia del autocuidado individual y colectivo, crear espacios comunes donde se compartan conocimientos, experiencias. Las articulaciones que se crearon en el proceso, en medio de todos los trámites, son importantes porque se van complementando los saberes de unas con otras. Entonces, hay que pensar más allá de lo fiscal, más allá de legalizarse como donataria, lo relevante son las nuevas posibilidades de organización a partir de esto”, puntualiza Padro.
De esta forma, el recorrido, cualquiera que sea, toma sentido si se comparte con otras y otros que se dedican a andar los mismos pasos. Para Andrea Salazar —del Comité Fronterizo de Obreras— lo que la impulsa es poder acompañar: “Especialmente al ver que las mujeres van confiando en sí mismas y liberándose de todo aquello que se les ha impuesto, de todo eso que no está conectado con su ser en el aspecto personal y en el aspecto colectivo, laboral. Y trabajar con esas mujeres, con otras personas, me da un lugar en el mundo, me siento acompañada por ellas también. Y eso me motiva a seguir”.
Al igual que Andrea, la activista y escritora Johanna Hedva también tenía razón al afirmar que la verdadera rebeldía radica en acompañarnos, en mirar nuestras vulnerabilidades, y así, desde la empatía, sostenernos mutuamente.
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Imagen del Colectivo Raíz de Aguascalientes